• En el Museo Nacional de las Culturas del Mundo se realizó una conferencia y un ritual de derviches giradores, acompañado de música sufí
• Mathnawî, obra monumental del poeta persa, contiene cerca de 40,000 versos
Para conmemorar el 751 aniversario luctuoso del poeta persa Yalāl ad-Dīn Muhammad Rūmī (1207-1273), el Museo Nacional de las Culturas del Mundo (MNCM) realizó un homenaje en el que se recordó la vida y obra del fundador de la cofradía sufí de los derviches giróvagos, de cuyo legado destaca el libro Mathnawî, escrito en el siglo XIII, conocido como el Corán persa, con casi 40,000 versos.
El evento, organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), surgió tras el interés generado con la apertura de la Sala Türkiye. Crisol de culturas, en 2023, la cual expone 61 piezas del patrimonio cultural turco, así lo refirió la directora del MNCM, Alejandra Gómez Colorado, ante los más de 80 asistentes a la Sala Eusebio Dávalos, ubicada en la calle Moneda No. 13, Centro Histórico de la Ciudad de México.
El homenaje constó de dos actividades: la primera, la conferencia Rumi indispensable. Su mensaje tan decisivo hoy como hace casi mil años, impartida por la ministra de culto de la Orden Sufí Nur Ashki al Jerráhi, Amina Teslima al Jerráhi; y la segunda, un ritual de los derviches giradores.
Amina Teslima relató que los textos de Rumi tuvieron gran éxito de ventas en Estados Unidos y Europa, en la década de los 90, por lo que su mensaje se ha compartido extensamente. Su obra monumental, Mathnawî, traducida a más de 50 idiomas, “destila y decanta el conocimiento de toda la revelación islámica”, sostuvo al recitar los primeros versos del libro.
El camino espiritual de Rumi en la tradición sufí se puede resumir en la frase “quien es arrojado lejos de su cuna o de su raíz, anhela el instante de la unión”, prosiguió la ministra de culto al explicar que, el sufismo, a través del Corán, plantea al ser humano que la vida no es lo más grande, sino que surge de una fuente más elevada e inconmensurable.
“Cuánto deseo un corazón roto, desgarrado por el dolor, que comprenda el dolor de esta añoranza”, recitó para enfatizar que las personas están circunscritas por limitaciones físicas, así como por el tiempo y el espacio, por lo que “la labor del espíritu humano en la Tierra es purificar el corazón y centrarse en el reino espiritual.
“Todo lo que Mevlana (Rumi) creó tiene la intención de estimular los corazones de las personas que, como él, están sedientas de tocar la fuente de toda existencia”, expuso tras subrayar que esa es la razón por la que su poesía deslumbra a todos, sin importar creencias, dogmas, nacionalidad, etnia o raza.
Sus letras son tan indispensables hoy como lo fueron en su época, y sus palabras resuenan con mayor fuerza en el contexto actual, resaltó Amina Teslima al referirse al genocidio perpetrado por Israel en Gaza, un acontecimiento que también vivió el homenajeado, cuando tuvo que huir de su tierra natal, hoy Afganistán, a causa de la invasión mongola.
Posteriormente, se realizó el ritual de los derviches giradores, denominado Semã, el cual fue acompañado por los músicos de la Orden Sufí Nur Ashki al Jerráhi: Ahmed, Abdl Azím, Ramadán y Nasr, quienes deleitaron al público con ritmos y cantos sufíes.
Dicho rito simboliza la sincronización de las y los derviches (discípulos) con el movimiento de la Tierra y el universo, el cual se encuentra en sintonía con “la única realidad”, misma que puede traducirse como Dios.
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